La digitalización financiera está marcando un nuevo capítulo en la forma de pagar. La clave ya no está solo en contar con múltiples alternativas, sino en que estas soluciones sean escalables y adaptables a cada industria y perfil de consumidor.
En Chile, la digitalización financiera está marcando un cambio profundo en los hábitos de pago. El efectivo ha ido perdiendo terreno, mientras que las tarjetas y las transferencias electrónicas se han consolidado como los métodos preferidos por los consumidores, impulsados por la masificación de canales digitales y la búsqueda de experiencias de pago más rápidas y seguras.
El último Informe de Sistemas de Pago 2025 del Banco Central muestra que solo en el primer trimestre del año se registraron 237 millones de transferencias electrónicas de fondos (TEF) por un valor de US$ 60.506 millones, mientras que los pagos con tarjeta de débito superaron los 1.080 millones de transacciones, por un total de US$ 18.972 millones. En el mismo periodo, los pagos con tarjetas de crédito sumaron 247 millones y los de prepago, 90 millones.
En este contexto, distintas industrias —desde retail hasta servicios básicos— están impulsando métodos de pago que respondan a las características de su operación y al perfil de sus clientes. Mientras algunos sectores requieren esquemas de pago recurrente (como salud o educación), otros necesitan transacciones inmediatas, como ocurre en gastronomía o comercio minorista.
“Hoy el desafío no es tener un único medio de pago, sino contar con plataformas capaces de adaptarse al negocio. La ventaja competitiva está en que estas soluciones sean escalables, seguras y configurables según el tipo de cliente y la industria”, explica Carolina Pérez, Chief Commercial Officer de ProntoPaga.
La tendencia también se refleja en los comercios: entre 2021 y 2025, el número de locales que aceptan pagos con tarjeta creció casi tres veces, pasando de 226.148 a 634.602, de acuerdo con el Banco Central. En paralelo, cada persona mayor de 15 años realiza en promedio 317 pagos digitales al año, frente a los 100 de 2021, lo que muestra cómo la experiencia de consumo se ha desplazado de manera acelerada hacia lo digital.
Para expertos de la industria, este cambio refuerza la necesidad de contar con métodos de pago que no solo acompañen el crecimiento de las empresas, sino que también garanticen una experiencia de usuario simple y segura. “La personalización y la adaptabilidad de los pagos serán determinantes en los próximos años. Quienes puedan ofrecer esquemas flexibles —como pagos fraccionados, suscripciones o integraciones con billeteras digitales— estarán mejor posicionados para competir”, Carolina Pérez.
El futuro de los medios de pago en Chile y la región apunta hacia la inclusión financiera y la personalización de la experiencia de pago. La capacidad de adaptación será el factor que defina quiénes lideren esta transformación.




