Estudio demuestra que los emprendedores son más felices y tienen mejor calidad de vida

  • Expertos realizaron una investigación que encontró que los emprendedores se sienten más prósperos que los empleados. Carolina Millán, emprendedora chilena, detalla que comenzó a ser más feliz una vez que comenzó a emprender.

Emprender es una actividad que todos podemos hacer, pero que solo algunos deciden hacer. Existen varios estudios que analizan la razón de por qué varios tienen miedo a crear un emprendimiento, pero pocos se enfocan en algo tan esencial como ser feliz.

 

Justamente, ante la carencia de estudios de este tipo, investigadores de las universidades de Baylor y Louisiana realizaron un sondeo que buscó hallar la relación entre el emprendimiento y el bienestar subjetivo.

 

Los resultados, que fueron publicados en la revista Entrepreneurship Theory and Practice, reflejaron que gran parte de los encuestados dedicados a emprender sienten un bienestar mayor comparado con el que experimentan aquellas personas que tienen un empleo formal común.

 

¿Cuál fue la razón detrás de este resultado? Principalmente, los emprendedores señalaron que al tener una mayor autonomía y control, y a su vez, estar más involucrados con el trabajo que realizan, sienten un mayor grado de satisfacción y autoestima.

 

Por el contrario, los empleados tradicionales demuestran un nivel de satisfacción menor, ya que las acciones que realizan durante sus jornadas laborales no son realizadas por su voluntad, sino que, forman parte de las órdenes de algún superior o jefe directo.

El caso de Carolina Millán

Conocida por su labor como asesora de mentores o coaches que quieren desarrollar cursos en línea, Carolina Millán ya se ha hecho un nombre por su emprendimiento. Gracias a él, ha podido hacer lo que más le gusta en diferentes partes del mundo.

 

Por la naturaleza de su trabajo, le ha sido posible llevar a cabo su emprendimiento desde cualquier lugar, siempre y cuando tenga una conexión a internet. Sin embargo, no siempre tuvo la libertad para desarrollar libremente su creatividad.

 

“Apenas terminé de estudiar Ingeniería Comercial, encontré un trabajo formal en Valparaíso. No era para nada un mal empleo, pero a medida que fue pasando el tiempo, sentía que no quería hacer esto durante toda mi vida, depender siempre de las decisiones de otras personas y no de mi misma. Por eso, una vez que pude, renuncié y me esforcé en sacar adelante mi propio negocio”, explica Millán.

 

Justamente, Carolina señala que después de lanzar su emprendimiento basado en brindar estrategias de marketing y ventas para emprendedores de la educación, sintió que había tomado una buena decisión. Hoy, afirma que es completamente feliz y desea que otros emprendedores puedan replicar lo que ha podido hacer ella.

 

Para lograrlo, comenta que hay que dejar atrás los miedos que surgen al intentar emprender, además de no esperar a que todo esté perfecto para lanzarse: “Hay que tomar acción masiva imperfecta. Ese concepto, que siempre le doy a mis clientes, es la base para no perder el tiempo y de una vez tomar el control de nuestras propias vidas”, concluye.

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