Chile es el país del bloque donde más transversalmente se demanda mayor redistribución de ingresos según la OCDE
La desigualdad de ingresos ha aumentando en los últimos 30 años en los países de la OCDE, a la vez que la movilidad social se ha estancado o empeorado, lo que ha hecho que este sea un tema clave en los países del bloque, aumentando la preocupación por este problema.
Así lo muestra el estudio “¿Importa la desigualdad?”, publicado esta mañana por el bloque de países y que muestra que cuatro de cadas cinco personas ve que la disparidad de ingresos es “demasiada grande” en sus países. Además, la gente está preocupada tanto de la desigualdad de ingresos como de la desigualdad de oportunidades.
El promedio de los ciudadanos de los países OCDE cree que un poco más del 50% de los ingresos nacionales va al 10% de los hogares más ricos y que solo 4 de cada 10 niños pobres saldrán de la pobreza cuando sean adultos.
La preocupación sobre la disparidad de ingresos y ganancias ha subido en las últimas tres décadas, en línea con el aumento de la inequiedad de ingresos medida por indicadores convencionales, señala el informe. Durante la década del 80, el individuo medio pensaba que los que estaban en la parte alta de la distribución ganaban cinco veces más que los que estaban en la parte de abajo. Esa percepción hoy a subido ocho veces.
De acuerdo al informe, las preocupaciones por la desigualdad han ido aumentando a medida que los datos duros de desigualdad han empeorado. Así, por cada punto de aumento en el índice Ginihay un alza de casi 2% en la cantidad de personas que están fuertemente de acuerdo con la idea de que la disparidad de ingresos “es demasiado amplia”.
De todas formas, la percepción va variando de país en país, y ahí Chile resalta. Según el informe, nuestro país es donde mayor porcentaje de la población demanda por una mayor redistribución de los ingresos, con el 89% de personas. Es seguido de México, Portugal y España. Está, además, lejos de la preocupación promedio de la OCDE, que llega a 66%.
Pero, lo más diferenciador en relación al resto de los 25 países del bloque incluídos en el estudio, es que esa demanda es transversal en todos los niveles de ingresos. El informe divide a la población de cada país en tres: ingresos bajos, medios y altos. Bajo ese parámetro, en Chile la demanda por mayor redistribución es prácticamente la misma en los tres grupos, con 90%, 88% y 89%, respectivamente.
Chile es también el país donde las personas de mayores ingresos tiene mayor preocupación por el tema, seguido de México, con 83%. Hay países con gran disparidad respecto de la preocupación por el tema, como Noruega, donde solo el 38% de las personas de mayores ingresos dicen que debe hacerse más por la distribución, cifra que sube a 60% entre los más pobres.
Nuestro país es el tercero donde las personas calculan que el décil más rico se lleva mayor porcentaje de los ingresos nacionales, con 59%, siendo superado solo por Grecia (63% de los ingresos) y Turquía (67%).
Asimismo, se evidencia que en Chile las personas menores de 30 años tienen menos fe en la movilidad social que las personas mayores.
En Chile la gran mayoría (73%) cree que el gobierno es el “principal responsable de reducir las diferencias de ingresos entre las personas de mayores y menores ingresos”, siendo superado en esa respuesta solo por Italia (82%) y Eslovenia (79%). Otro 20% cree que son las empresas privadas y solo 4% los sindicatos. Mientras, en el otro extremo de las naciones a los cuales se les hizo la pregunta sobre responsables aparece Suiza, donde solo 48% cree que el gobierno es el primero en esa tarea, mientras 34% cree que son las empresas privadas las llamadas a acortar las brechas.
“La demanda de una política fiscal más progresiva es alta, en consonancia con la creencia generalizada de que un gran porcentaje de la renta nacional va a parar al 10% más rico de los hogares, y que hay bajas posibilidades de que los ciudadanos pobres lleguen a la cima”.
Esto último queda de manifiesto también en que el país se caracteriza por un mayor nivel de percepción de la desigualdad de oportunidades. “Aunque las creencias sobre la importancia del trabajo duro para salir adelante en la vida se alinean con la media de la OCDE, los encuestados confirman la percepción generalizada de que los hijos de familias pobres seguirán siendo pobres una vez que sean adultos (persistencia intergeneracional del 10% inferior)”, plantea el documento.
Fuente: La Tercera.