Cómo mantener el liderazgo de mi equipo en tiempos de crisis
- Por Javiera Guerra, psicóloga organizacional, Postítulo en Gestión del Cambio e Innovación Organizacional en U. de Chile; Diplomada en Desarrollo y Efectividad Organizacional en UC. directora de Operaciones de Eightvolution.
Se debe partir de la base que la definición más básica y global de liderazgo tiene que ver con una competencia conductual que hace referencia a la capacidad de generar impacto e influencia en los otros, y de mantener a las personas motivadas hacia el logro de objetivos. Desde esa perspectiva existen muchos tipos de liderazgo que a lo largo de los años diferentes estudios han ido definiendo, como el liderazgo directivo, colaborativo, autocrático, democrático, transformacional o el líder coach, etc. Sin embargo, hay que entender que para lograr liderar en tiempos de crisis el líder debe ser una persona flexible y capaz de adaptarse a las distintas situaciones que se presenten.
En ese sentido, las personas que son líderes, algo muy distinto a ser jefes, tienen características de su forma de ser y personalidad que generan credibilidad en los demás, como un buen estilo de comunicación -directa y honesta-, empatía, flexibilidad, una gran capacidad de adaptación y de permitir que los otros integrantes del equipo expresen sus emociones y el despliegue de sus talentos. Es por eso que, en momentos de crisis, un buen líder procura hacerle entender a su equipo que el actual momento es algo pasajero y una oportunidad de aprendizaje, que se debe mantener el optimismo y que definitivamente se podrán rescatar cosas positivas de dicha situación, como una nueva forma de hacer las cosas o una optimización de los procesos. Entonces, a través del optimismo, del sentido del humor y de una comunicación cercana y colaborativa, el líder puede promover que sus equipos soporten las épocas difíciles siempre mirando el horizonte y entendiendo que ya vendrán tiempos mejores.
En la actualidad, donde se hace presente un cambio de paradigma desde un enfoque jerárquico, donde el líder es el jefe y una figura autoritaria, a una visión redárquica, son finalmente los equipos que trabajan en conjunto los que están logrando sobrevivir a esta crisis. En un estilo redárquico son los talentos los que se ponen a disposición del objetivo y de los otros, entonces deja de existir el jefe o la autoridad individual y se transforma en una red de equipo en donde todos ponen a disposición sus capacidades para funcionar y alcanzar los objetivos. Está comprobado que las empresas más productivas y con equipos más sanos son los que han podido capear la crisis, evidenciando que los grupos jerárquicos y autoritarios no han podido adaptarse y superar el mal momento. Es decir, frente a la crisis el equipo necesita ser autónomo para poder mantenerse en pie, ser flexibles y tener una rápida toma de decisión, donde la confianza en grupo es fundamental. Además, existe mucha evidencia científica que señalan que en los ambientes redárquicos es donde fluye toda la creatividad y la autogestión de los equipos.
Es por esas razones que están fallando los equipos de trabajo y en donde hay que fijarse al momento de formar equipos óptimos, y sobre todo en el contexto de teletrabajo, porque si se mantiene la mirada jerárquica y de control en home office, donde las personas manejan sus tiempos, es muy poco probable que los equipos sean autónomos y fluyan sus talentos. Entonces, la clave es la confianza, la empatía, la autonomía, la cercanía y la conectividad emocional. Del mismo modo, una herramienta clave para los líderes de hoy tiene que ver con el reconocimiento, la capacidad de empoderar a sus colaboradores y reconocerlos, ya que está comprobado que un equipo con alto nivel de reconocimiento demuestra un mejor funcionamiento, sobretodo en épocas de crisis.