Comunicación de riesgo en la pandemia: asignatura pendiente
- Por Eduardo López, Socio Director de SmartPress.
Muchas críticas ha recibido el Gobierno en relación a la estrategia utilizada para enfrentar la pandemia por el covid-19, y lo que se llama la gobernanza para tratar esta crisis sanitaria que ha afectado a nuestro país y a todo el mundo. De acuerdo con lo planteado por algunos expertos del mundo de la salud y asociaciones gremiales como el Colegio Médico, el Ejecutivo ha fallado en la trazabilidad a los pacientes contagiados y en la comunicación de riesgo, y, por otro lado, en enfocarse demasiado en fortalecer la red de salud nacional.
La comunicación de riesgo se refiere en palabras simples al intercambio en tiempo real, de información, recomendaciones y opiniones, entre expertos y/o funcionarios y personas que se enfrentan a una amenaza (como la crisis por el covid-19) para su sobrevivencia, su salud o su bienestar económico o social.
Un ejemplo de esto es que desde el punto de vista comunicacional ha faltado en Chile el informar de mejor forma a la población sobre los riesgos del virus y la importancia de vacunarse como se ha hecho en otros países, donde existen campañas a cargo de líderes de opinión como fue el caso de Reino Unido, donde se solicitó la colaboración a los referentes locales, y religiosos para que sus comunidades sean vacunadas y se efectuaron alianzas con influencers populares de redes sociales.
Según la BBC, el gobierno británico pagó altas sumas a personajes de la televisión y exconcursantes de realities para que compartieran contenido de la campaña “Examen y rastreo” durante el confinamiento que vivieron el año pasado con los hashtags “#gettested” y “#letsgetback” llegando a más de siete millones de personas.
Otra arista en la cual se pudieron haber hecho mejor las cosas es a nivel de publicidad. Necesitamos comerciales o spots impactantes y estremecedores en medios de comunicación, sobre todo, en televisión y otros canales como redes sociales. En otras latitudes las imágenes que se muestran son realmente estremecedoras mostrando pacientes hospitalizados con respiradores artificiales o enfocándose en las consecuencias después de estar intubado por meses como, por ejemplo, una persona que tiene que volver a aprender a caminar.
Recuerdo una campaña de los años 90 de Carabineros de Chile en que se relataba la historia de un joven (interpretado por Guido Vecchiola) que atropellaba a otro que estaba fuera de su auto al intentar no colisionar contra un vehículo. Luego se veía cuando se llevaban el cuerpo sin vida de la víctima siendo transportada por un helicóptero, lágrimas en el victimario, una mirada de odio en la acompañante del fallecido hacia el conductor y una música de fondo que realmente te estremecía y ponía “los pelos de punta”. Falta algo así de chocante que genere conmoción y concientización.
A lo anterior se suma la confusión que ha surgido tras un nuevo quiebre de stock de las vacunas Pfizer. El Gobierno rechaza tal problema argumentando que existen las dosis suficientes de dicha fórmula, mientras la realidad en distintas comunas dicen otra cosa.
De acuerdo con académicos universitarios, en nuestro país falta desarrollar estrategias comunicacionales que reconozcan las prácticas sociales, culturales, idiosincrasia, que de verdad incidan en el comportamiento recomendado por las autoridades de salud. De igual forma, existe una desconexión entre las medidas que exige el Gobierno al comunicar, y la realidad de las personas que no podían teletrabajar y durante los confinamientos no cumplía las normas sanitarias por gusto o rebeldía, sino que necesitaban salir a la calle para ganarse el pan de cada día para sobrevivir.
Se necesita urgente un cambio de foco en las estrategias comunicacionales de Gobierno. Aún es tiempo de generar estas modificaciones considerando alguna de las ideas planteadas. No es tiempo de confiarse, ya que nos queda pandemia para rato, sobre todo, con la llegada de la variante delta y el contexto de mayores libertades por los cambios en el Plan Paso a Paso y el Pase de movilidad que ahora incluirán la salida de chilenos al extranjero.